En navidad, mientras disfrutaba de unos días de descanso, topé con una serie en televisión que me resultó atractiva: Águila Roja. Resulta que dicha serie había acabado la primera temporada con éxito e iba a comenzar la segunda temporada. Me resultó tan hechizante que decidí ver todos los capítulos y en tiempo record ya me he trillado toda la primera temporada, más el primer capítulo de la segunda. Sí soy así de raro, es lo que tiene ver internet y muy poca televisión, salvo Sé lo que hicisteis. Una cosa está clara, esta televisión no es ni por asomo la que en este país nos tuvimos que tragar con Urdaci y compañía.
La serie me ha enganchado: la trama, los actores, los escensarios, ambientado en el siglo XVII, la música... y ha producido en mí, algo que nunca jamás lo había notado, y es el interés por conocer el mundo nobiliar que tan de cerca lo hemos tenido en Castilla.
Han sabido conjugar el presente con el pasado y con unos diálogos muy acertados. El trabajo de los profesionales es muy bueno, especialmente de Francis Lorenzo, David Janer, Miryam Gallego, y Javier Gutiérrez, verdaderos artífices del éxito de esta serie, sin minusvalorar a otros que están aportando a la serie presencia y realismo.
Un acierto y un enganche que hace que esté pendiente, ahora sí, todos los jueves de la trama, y viciado con el juego de la película (aunque haya llegado tarde). Es lo que tiene ser historiador, y amante del mundo de la heráldica y la genealogía. Ya tengo en mi mente nuevos conocimientos que aplicar y enseñar.
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