viernes, 27 de agosto de 2010

HISTORIADORES LOCALES


El año pasado, como muchos sabeis, la Diputación me publicó un libro sobre la Historia de Moraleja de las Panaderas, tras cinco años de investigación. Un pueblo de 46 habitantes empadronados pero que dio un ejemplar de 226 páginas. No era el mejor momento pero había que aprovechar el tren que pasaba. Sigo investigando para crecer y conocer mejor todo lo que rodea al municipio.

En fechas recientes, he leido cómo un vecino ha presentado un libro sobre Quintanilla del Molar, pueblo que precisamente conozco por amistades. Por un lado me deja orgullo por lo que he logrado conseguir en mi pueblo y por otro resignación por lo que hemos llegado unos y otros. Asombrado leo cómo no puede escribir una historia del pueblo porque no ha encontrado documentación suficiente en los archivos (leer artículo). ¿Dónde ha mirado? Os seguro que documentación existe, pero hay que moverse. En los pueblos pequeños investigar es muy jodido pero hay que moverse, buscar, rastrear, preguntar. Nadie te entiende y te verán como un loco pero la satisfacción personal es enorme.

Es gratificante que un pueblo reconozca el trabajo de un vecino en la promoción del pueblo, de hecho, Eladio ha sido nombrado hijo adoptivo y a su vez, tiene un parque a su nombre (leer artículo). Todo esto viene por la publicación del libro.

¿Por qué comento esto? Cuando publiqué mi libro, todo el pueblo estaba superencantado, aunque previamente muchos no sabían ni quien era. El alcalde, en plena vorágine de la alegría, llegó a comentar a mi familia que había que hacer algo, ponerme el nombre de una calle, o algo, que ya se hablaría. El tiempo ha dejado en el aire estas propuestas.

En cuanto pueda echaré un vistazo al libro en cuestión, pero es curioso leer que no hizo un libro de historia porque apenas había 20 páginas, cuando he estado cinco años rastreando, investigando y sacando documentación de varios archivos para que no se pierda el recuerdo de un municipio, el mío, con más de ochocientos años de historia. ¿Por qué se minusvalora la historia local? Porque no se afronta con profesionalidad o conocimiento y nos meten a todos en el mismo saco, injustamente todo sea dicho.

En cada sitio se valora el trabajo de forma diferente, es respetable y entendible. Es más, creo que se hubiera merecido mucho más la distinción mi abuelo, que hizo de todo por el pueblo o mi tio-abuelo que también colaboró en muchas actividades y cargos. Yo solamente he recuperado la historia del pueblo en homenaje a los míos. Eso si, el gesto me hubiera emocionado, más por mi gente, mi familia "Velasco" que por mí propio. Las palabras se las llevaron el viento, pero mi homenaje hacia mis antepasados, ahí quedan para siempre, emotivamente en mi libro.

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