sábado, 27 de julio de 2013

NUEVO ACCIDENTE FERROVIARIO EN ESPAÑA

El trágico accidente en Santiago de Compostela vuelve a poner en debate la política ferroviaria en este país.

A falta de conocer con exactitud si ha sido exclusivamente fallo humano o si los sistemas de seguridad pudieron ser más efectivos, vuelve a estar en entredicho si los presupuestos destinados al ferrocarril se reparten de la forma más óptima posible.

Hace dos meses, escribí un artículo sobre "la problemática del ferrocarril en España", desgranando brevemente los acontecimientos históricos relacionados con la situación actual del ferrocarril en España en el que se potencia el AVE (Alta Velocidad Española) en vez de apostar e invertir por el mantenimiento de las líneas regulares que comunican pueblos y ciudades, apostan por la cohesión de municipios, más que por robar horas al reloj en unas obras faraónicas, poco rentables en un país con la geografía como la nuestra.

Desgraciadamente, en la víspera de Santiago, una tragedia sacudió de lleno a Galicia y a toda la sociedad española: un accidente ferroviario en Santiago de Compostela deja 78 muertos. Tras el shock de los primeros momentos, en los que la sociedad busca información y no todos los medios de comunicación están a la altura, llega el momento de conocer quiénes son las víctimas, apoyar a las familias de los fallecidos y rendirlas un homenaje que en algunos casos puede ser tan insuficiente como necesario.

Una vez pasado estos trámites, llega el momento de la responsabilidad, ¿Quién es el culpable de este accidente?. La historia de este país tiene acarreada momentos negros con decenas de muertos en el ferrocarril. Como prevenir no se nos da demasiado bien, se suele aprender la lección una vez ocurren los accidentes, así a medida que han ocurrido desgracias se han puesto remedio. No parece haber terminado el periodo de poner tiritas antes que portar féretros. Se ha mejorado mucho la seguridad en la circulación, en los accesos en las estaciones, en los pasos a niveles, etc... pero con la llegada del AVE y las líneas que mezclan las líneas antiguas con las nuevas, hemos comprobado que falla en el sistema de seguridad.

Todavía es pronto para adelantar lo que ha pasado realmente, pero me atrevo a decir, que se ha juntado tanto el error humano como el fallo técnico. Este problema llueve sobre mojado, porque como ya hablaba en el artículo, la política de tener estaciones de AVE en todas las capitales de provincia, ha producido un derroche ingente de dinero público, que se podía haber utilizado en el mantenimiento, en la seguridad y la modernización de las líneas regulares. ¿demagogia? No, hay muchos artículos escritos en internet, criticando el excesivo dinero despilfarrado en estaciones cuando se puede invertir en otras áreas más lógicas dentro del ferrocarril y haría mayor bien a la sociedad. 
Todos sabemos que las líneas ferroviarias en Galicia son deficientes, que hay muchos trazados que no se han reformado desde el siglo XIX, que hay vías que no se invierten con la excusa del poco tráfico de viajeros, condenándolo al abandono. ¿Es normal que en determinados trazados no estén electrificadas las líneas?

España presume de ser un país puntero en cuanto a la alta velocidad, con fuertes intereses económicos. Lo es. Pero el peaje que estamos pagando pienso que es demasiado alto por una mala gestión ferroviaria. Un capítulo más, lo hemos vivido el pasado miércoles. Seguro que algún cambio legislativo habrá, aunque toda la culpa se la quieran echar al maquinista. El maquinista tiene su gran parte de responsabilidad, pero no se puede dejar en manos humanas, sin que haya sistemas de seguridad eficientes. Quizás hayan fallado en las zonas mixtas, entre alta velocidad y línea regular. El tiempo lo dirá.

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